Por El Vigilante:
Kathleen Quinlan es una de esas caras conocidas que aparece en un montón de producciones de Hollywood pero de la que casi nunca recuerdas el titulo de alguna de sus películas.
Habitual del cine fantástico, Quinlan nació en Pasadena, California, en 1954, y nació para el mundo del cine en “American Graffiti”, de George Lucas, en 1973.
Y ahora que lo pienso, si Harrison Ford se estrenaba junto a Quinlan en esto del cine... ¿No llegaría a pensar el tío George en ella para el papel de Leia en Star Wars?
No creo, pero ahí queda eso, no pienso que hubiera desentonado con el papel.
Tras el bombazo de la película de Lucas, la Quinlan, como muchos otros, cayó en las redes del tubo catódico, y comenzó un largo caminar de una serie a otra: “Emergencia”, “Mujer policía”, “Kojak” “Lucas Tanner” y un largo etcétera de telefilmes y múltiples apariciones. En 1976 hace un destacado papel en el drama “Lifeguard”, junto a Sam Elliot y Anne Archer (Hay que ver que mal ha envejecido esta mujer) y en el 77 se une a la moda catastrofista en la tercera entrega de “Aeropuerto” (Airport 77) junto con un montón de estrellas en decadencia (En aquel momento muchos pensarían eso de Christopher Lee... Pobrecillos, no sabían que este hombre es inmortal)
Después trabajaría en varios filmes sin importancia hasta que en el año 1983 es contratada para hacer el papel por el que hoy todavía es recordada: La madre de un niño con muy mala uva que tiene el poder de alterar la realidad a su antojo, en el episodio de Joe Dante perteneciente a “En los limites de la realidad” (Twilight Zone: The movie)
Todo un homenaje a los dibujos de Tex-avery y al cartoon más excesivo, con esa secuencia inolvidable en la que un estupefacto Kevin Mcarthy saca un conejo diabólico de una chistera encantada.
La Quinlan sobrevive al niño y a la chistera y en el 85 rueda uno de los thrillers más injustamente olvidados de aquella década: “Blackout”. Un policía (Richard Widmark) sigue la pista a un asesino múltiple (Keith Carradine) que tras sufrir un grave accidente de coche pierde la memoria y es operado de cirugía facial para recuperar un aspecto visible. Al parecer el acusado no recuerda haber cometido crimen alguno, pero el policía cree que miente y hará lo posible para demostrarlo. Quinlan es la esposa de Carradine y aporta a su papel carácter y templanza, en un suspense muy bien rodado por ese gran artesano que era Douglas Hickox. Tensión con algún toque fantástico y un excelente final para una cinta que ha ganado enteros con el paso del tiempo.
Dos años después, nuestra prolífica actriz lucha por su supervivencia en la muy entretenida “Señal de alarma” (Warning Sign) 1985, una mezcla de ciencia-ficción y peli de zombis; En el interior de una base ultra-secreta del ejercito Americano, un virus experimental con efectos parecidos a los producidos por la enfermedad de la rabia, empieza a contagiarse entre el personal médico, con resultados bastante desagradables y violentos para todos. A los que les haya sonado esta premisa, decirles que no andan desencaminados, y que recuerda en varios momentos a “Resident Evil”; No me extrañaría que los creadores del juego hubiesen visto esta peli en más de una ocasión. Buen reparto y suspense hasta los títulos de crédito.
Durante los siguientes años vuelve al terreno del drama y sólo destaca su presencia en una de las obras más flojas de Blake Edwards: “Sunset” (1988) junto a James Gardner y Bruce Willis. En 1991, y tras volver a varios papeles televisivos, rueda junto a Oliver Stone “The Doors”, la alucinada biografía del mítico grupo de Jim Morrison. Excesiva y psicotrópica, la película fracasa comercialmente y no es de lo mejor de su director, a pesar de lo acertado del reparto.
Ese mismo año trabaja en un producto de terror gatuno titulado “Strays”, desconocida por estos lares. A partir de ahí vuelve a Televisión y su carrera parece que se va diluyendo sin remedio, hasta que en 1995 Ron Howard la escoge para ser la esposa sufridora de Tom Hanks en la Oscarizada “Apolo 13”. Quinlan borda su interpretación y es nominada al Oscar como mejor actriz de reparto, pero es Mira Sorvino quien se lleva el Oscar por “Poderosa Afrodita”. Y que decir de “Apollo 13”... que es otro de esos productos que filma Howard para intentar rebañar algún Oscar. Ese año se llevo 2.
La película relanza la carrera de la actriz lo suficiente para pasar unos años alejada de la Televisión (No muchos)
En 1997 vuelve al papel de cónyuge sufridor (Es lo que mejor sabe hacer) y acompaña a Kurt Russell en la magnifica “Breakdown”, uno de los mejores suspenses de los noventa. Una trama digna de Hitchcock, y que reúne todos sus elementos: Quinlan desaparece en medio del desierto, y su marido, papel interpretado por Russell, inicia una búsqueda en la que nada es lo que aparenta y en la que todo el mundo parece conspirar contra su persona. Ritmo frenético y buenas secuencias de acción aderezan una de las sorpresas cinematográficas de ese año.
Seguidamente se embarca en el Event Horizont para ser victima de una elegante nave fantasma en “Horizonte Final”. Junto a Sam Neill, Laurence Fishburne, y otros habituales del género como Jasón Isaacs y Sean Pertwee, Quinlan se mueve como pez en el agua en este más que correcto intento de recuperar el género de casas encantadas, eso si, en el espacio y con claras deudas a “Alien”, “En la boca del miedo” y “Hellraiser”. Dirigida por el irregular Paul Anderson, quizás es su mejor filme hasta la fecha.
Antes de volver a Televisión se dejo ver en la interesante “Acción civil” (A civil Action) 1998 en el que hacía un papel secundario de juez junto a John Travolta y Robert Duvall.
Varios papeles televisivos después la vemos en la estupenda “Las colinas tienen ojos” (2006), de nuevo como esposa dispuesta a esperar que a su marido le suceda lo peor.
Ha sido esta interpretación la que me ha devuelto a la memoria ese buen puñado de películas por las que ha pasado esta competente actriz norteamericana, perteneciente a ese gran número de actores en la historia del cine que recorren décadas haciendo pequeños papeles, y que en algunos casos enriquecen al espectador tanto como los grandes.
En la vida real esta casada con otro habitual del cine fantástico como es Bruce Abbot (Reanimator, La novia de reanimator) tienen un hijo y residen actualmente en Malibu.